15 noviembre 2013

Crónicas de Valsorth - Turno 44

TURNO 44 – Cuatro de marzo del año 340, Eras-Har.

El grupo se presenta a primera hora en el patio de la fortaleza de los Yelmos Negros para su guardia diaria. Dele’Or les encarga vigilar la plaza del mercado, y a eso se dedican durante la mañana, tan sólo teniendo que intervenir en un caso de un ladrón que trata de hacerse con las ventas de un alfarero.
Por la tarde, un soldado aparece e informa al sargento de un crimen. La patrulla se dirige a la posada Cielo del Norte, donde se encuentran con dos Yelmos Negros que vigilan la puerta. En el interior, hay una veintena de clientes, que aguardan a un lado, mientras que en el centro de la estancia yace el cuerpo de un hombre vestido con ropas baratas de cuero. El sargento pregunta por lo sucedido, y el dueño de la posada explica la historia:
- Todo empezó cuando Faese –dice señalando al cadáver- se encaró con otro cliente. Empezaron a discutir, y la cosa hubiese llegado a mayores si yo no llego a intervenir. Al llegar los soldados, Faese se calmó y siguió bebiendo en su mesa. Pero, de pronto, se derrumbó sobre el suelo. Al acercarme, ya estaba muerto.
Tras investigar en la posada, Mirul encuentra señales en el cadáver de que ha sido envenenado. A su vez, al registrar sus bolsillos, encuentra un saquito con un polvo en su interior. La elfa reconoce que se trata de polvo de Sueño de Liz, una de las drogas más populares en la ciudad. Se lo comunica al sargento, que requisa la droga y argumenta que se lo explicará al capitán.
Por otro lado, al preguntar a los clientes, averiguan que Faese era un cliente habitual, pero que esa noche estaba especialmente nervioso. Cuando se encaró con el otro hombre, perdió los papeles al momento. Parecía muy asustado.
También hablan con el hombre que tuvo el conflicto. Se trata de Harly, un ratero local que ha permanecido todo el rato en un rincón. El hombres dice que él no sabe nada, que sólo quería hablar con Faese, pero que éste se encaró con él.
Al oír su pobre explicación, Dele’Or decide dar el caso por cerrado:
- Está claro que este bribón es el culpable –exclama el sargento-. Detenedlo ahora mismo y encerradlo en las celdas de lo alto de nuestro fuerte. Así daremos una lección a estos granujas que se creen que todo está permitido en Eras-Har. Está claro que estos dos estaban discutiendo por algún tema de drogas y por eso lo mató. Ahora pagará el precio en la horca.
Al instante, dos yelmos negros apresan a Harly y lo llevan a empellones hacia la fortaleza, mientras el ratero pide clemencia al sargento a gritos.

A pesar de la decisión del sargento, el grupo no ve nada claro el asunto, así que decide investigar por el barrio norte. Tras en un encuentro con un grupo de traficantes, detienen a uno de ellos, Fier, y lo llevan al cuartel. Su sorpresa es mayúscula cuando el sargento Dele’Or les da la orden de soltar al prisionero y no remover más el tema del asesinato.
Por otro lado, Fian se acerca a la abadía para hablar con los monjes que recogieron el cadáver. Los religiosos le explican que han examinado el cuerpo, y han descubierto que alguien pinchó en la mano Bilis de Dragón, un poderoso y costoso veneno que pocas veces se ve. Alguien había usado un veneno muy valioso con el Faese, y Harly no parecía el tipo que pueda comprar algo así.

Decididos a descubrir qué está pasando, y al no poder hablar con Harly, ya que el sargento se lo impide, deciden ver al prisionero antes de que sea ejecutado al amanecer. Para ello, Orun trepa por la fachada de la fortaleza, evitando el encuentro con los guardias que vigilan los torreones, y se reúne con el pobre prisionero, que tirita de frío en lo alto de la celda.
Harly no duda en explicar que forma parte de una banda que trafican con drogas en la ciudad, y que deben pagar parte de sus ganancias a Dele’Or por su cobertura. También les relata que Faese se negó a seguir pagando al sargento, y que él intentó convencerle para que no lo hiciera. Al saber de sus intenciones, Dele’Or usó a sus soldados para asesinar a Faese, y ahora le utiliza a él como cabeza de turco.
Harly le explica también que trabajan desde un edificio en ruinas que hay junto al río. Allí es donde esconden la droga, donde la recogen, y donde llevan las ganancias cuando acaban su jornada. Este escondite es una vieja torre de piedra que está en la orilla sur del río

El grupo se dirige entonces a la torre en ruinas. Se trata de una torre circular de tres plantas de altura, pero cuya fachada está resquebrajada en varios puntos. Una montaña de escombros cubre la puerta, pero una grieta en un lado lleva al interior, custodiada en plena noche por dos Yelmos Negros. Orun se acerca en sigilo a la torre y espía el interior, donde ve al sargento que habla con seis traficantes que hay dentro, repasando lo que han logrado vender durante el día. Entonces el sargento se queda con una parte del dinero ganado, que reparte con sus soldados antes de volverse.

Con esta información, a primera hora del día se presentan ante el capitán y acusan al sargento. El capitán se muestra dudoso, pues la acusación es muy grave. Por su parte, Dele’Or se muestra indignado y pide que expulsen a esos indeseables.
Para probar sus palabras, van al dormitorio del sargento. Allí, Mirul encuentra un tablero suelto, y bajo él varias bolsas con grandes cantidades de dinero.
Al descubrir las monedas, el capitán da la orden de arrestar al sargento, mientras que Harly es puesto en libertad. Dele’Or, entre gritos y amenazas, es conducido a la celda en lo alto del torreón, para ser ejecutado al día siguiente.

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