28 junio 2013

Crónicas de Valsorth - Turno 38



TURNO 38 – Veintinueve de febrero del año 340, Ciudad de Eras-Har.
Durante el día, y a la espera de que llegue la noche para ir al barrio norte a investigar la desaparición del joven, el grupo se divide, quedando en encontrarse por la tarde.

Olf le propone a Orun ir al barrio norte, para hacerse con algo de valor de alguna casa poco vigilada. El salvaje se muestra conforme, y ambos caminan por los tortuosos callejones entre las chabolas y las casas en ruinas. Tras vagar un rato por las calles embarradas de nieve, descubren una vivienda en al sur del agujero de ratas, de la que sale un hombre que se echa una capa y se dirige al centro de la ciudad. Aprovechando la ocasión, Olf se sitúa junto a la puerta y vigila, mientras que Orun trata de forzar la cerradura usando sus herramientas de ladrón. La puerta se abre y ambos bribones se cuelan en la casa. Tras un rápido registro, encuentran 3 mp. Antes de que alguien les descubra, salen de la casa y regresan al centro por la tarde, repartiéndose el dinero conseguido.

Mientras, Fian decide pasarse por la abadía para ayudar con sus conocimientos a lo que el Abad le pida.
- Siempre son necesarias las manos de un buen sanador –le saluda el abad y le encarga la curación de heridos leves que se acumulan en la sala de rezos.
Durante toda la jornada, el paladín utiliza sus oraciones a Korth para aliviar las heridas de los soldados. Fian logra sanar a cuatro soldados de sus heridas leves. Al acabar, Abad Auril le paga 2 monedas por su ayuda y espera que vuelva otro día para hablar con más calma.
- Es difícil encontrar verdaderos creyentes en estos días –le dice el anciano, que dedica una profunda mirada al paladín-. Si en verdad queréis servir a Korth, quizás podáis ayudar a nuestra abadía más adelante.
Fian deja el templo, y antes de que anochezca se dirige calle de las vasijas abajo, hasta que llega al gremio de herreros. Allí busca hasta encontrar a un hombre que se dedica a forjar escudos. Un enorme escudo de pavés capta la atención del paladín. Se trata de un gran escudo que puede cubrirle totalmente en combate, aunque es muy pesado y limitará sus movimientos. También hay un escudo pesado más manejable, que cuesta 10 Monedas de Plata. Fian decide comprar este último, y regresa al fuerte de la milicia.

Mirul por su parte aprovecha el día para investigar sobre los polvos de Sueño de Liz que requisaron a los traficantes durante la noche anterior. La maga descubre que este polvo proviene de una planta rara de las montañas, muy valiosa y que causa estragos en la mente de quien lo inhala.
A su vez, usa el resto de la tarde para elaborar una pócima, utilizando la Rosa de Mar que encontró unos días antes. Machacando los pétalos, elabora un ungüento que aplicado sobre una herida venenosa puede aliviar sus efectos.

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